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Un cachorro en casa
Es fácil pensar que la convivencia con un cachorro resultaría de lo más entrañable; un regordete perrito dormilón y juguetón al que acurrucar y colmar de atenciones.
Este primer pensamiento es tan idílico como engañoso. Un cachorro exigirá nuestra total dedicación; además de acurrucarle deberemos proporcionarle un entorno adecuado, cubrir sus necesidades vitales y sobre todo, tendremos la responsabilidad de educarle convenientemente.
La llegada del cachorro
Una vez tomada la decisión de ampliar la familia con un miembro canino y en cuanto conozcamos el momento de su llegada, normalmente en torno a las 8 o 10 semanas después de su nacimiento, sería conveniente que pudiésemos reservarnos unos días para poder compartir íntegramente con el cachorro. Durante este periodo, es muy importante que todos los miembros de la familia, especialmente los niños, faciliten la adaptación del animal a su nuevo hogar.
Tendremos que ser muy pacientes y tratarlo con mucho cariño, sobre todo los primeros días.
Nuestro
cachorro llegará a casa confundido y abrumado. Para él, la llegada a nuestro hogar representa un cambio brusco de toda su existencia, de todo lo conocido hasta entonces.
Debemos permitirle que olfatee, explore y corretee por todos los rincones de la casa.
Entre tanta excitación es posible que se produzca el primer pipí ya que el gran nerviosismo puede influir en sus esfínteres. También debemos mostrarle lo antes posible su lugar de descanso; la mantita o la cama donde deseamos que duerma. Deberemos llamarlo por su nombre y empezar a utilizar; el “NO” rotundo y tajante cuando intente hacer algo indebido y el “Muy Bien” para premiarlo por una buena conducta.
Visita al veterinario
Es imprescindible visitar al veterinario lo antes posible para que le efectúe un reconocimiento, elabore su cartilla de vacunación y nos resuelva...
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