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¿Por qué huelen mal las mofetas?
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¿Por qué huelen mal las mofetas?

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Conocida también como zorrino o zorrillo, la mofeta es un animal de unos 7 u 8 kilos de peso y unos 60-80 cm de longitud que se caracteriza por el color singular de su pelaje y el fuerte olor que emanan de sus glándulas anales.

Se trata de un mamífero que se alimenta de ratones e insectos, así como de algunos frutos, por lo que no necesita expulsar su aroma para cazar, ya que no le hace falta. Entonces ¿por qué lo sueltan cuando se cruzan con otro animal de mayor tamaño o un ser humano? La respuesta es muy sencilla: para defenderse. El mal olor que desprende su cuerpo no lo utiliza para adormecer o atontar a sus presas, sino para alejar a otros animales que podrían considerarla una presa. De ahí que el líquido que segregan sea un eficaz repelente frente a una situación de peligro, pues su pestilente aroma se queda impregnado durante varios días en el otro animal o en la persona que ha sufrido el ataque defensivo. Y ello a pesar de que no esté muy cerca, puesto que la fuerza con la que es expulsado es capaz de alcanzar al animal a más de tres metros de distancia.

Pero no solo expulsa este líquido cuando se siente amenazado. Hay ocasiones en las que el espacio en el que se encuentra no es seguro. Cuando esto sucede, la mofeta suelta esta sustancia repelente para conseguir que grandes animales que podrían atacarla se mantengan alejados de esa zona. Por tanto, no solo le sirve para defenderse, sino para evitar que otros depredadores se acerquen a donde tiene su madriguera.

Lejos de lo que se cree, la mofeta no puede estar continuamente expulsando este líquido. Puede usarlo hasta en cinco ocasiones para defenderse, pero después estará varios días sin poder emplearlo como repelente, pues sus glándulas deben producirlo nuevamente.

No se trata de una sustancia tóxica; solo puede causar irritación si alcanza las vías respiratorias, la boca o los ojos, sin que tenga otras consecuencias para la salud, salvo su persistente y fétido olor, que se queda adherido a la ropa, la piel o el cabello durante días y que requiere de paciencia y mucha insistencia para acabar con él. No en vano es uno de los mecanismos de defensa más eficaces.

Así que ya sabes, si ves a una mofeta cuando pasees por el bosque, no te acerques, procura mantenerte alejada de ella varios metros y si ves que levanta la cola ¡huye!

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