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Inhibición a la mordida
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Inhibición a la mordida

La inhibición del mordisco es enseñar al perro a morder de una forma adecuada y sin hacer daño o apretar. Una buena inhibición del mordisco significa que cuanto el perro muerda sus dientes rara vez entraran en contacto con la piel y que tendrá cuidado cuando utilice su boca.

Los perros de terapia deben tener una “boca blanda”, es decir, una buena inhibición de la mordida, para no lastimar nunca al usuario cuando reciba los premios de él o de cualquier otra persona.

Cuando el cachorro es lactante la madre cumple un papel importante, uno de los primeros aprendizajes que realizará el cachorro será a no aprentar en exceso las mamas cuando esté lactando, en caso de hacer daño a la madre esta se levantará y se marchara dejando al cachorro sin su ración de comida de ese momento. El cachorro aprende de esta forma que si es demasiado brusco succionando la mama y llegando a apretarla se quedará sin comida. A medida que al cachorro le van saliendo los primeros dientes debe tener cada vez mas cuidado cuando mama de su madre. De esta forma se produce el primer aprendizaje respecto a la boca y la fuerza en las mandíbulas del cachorro.

La segunda etapa en la inhibición del mordisco se da cuando el cachorro juega con sus hermanos u otros perros. Si el cachorro muerde demasiado fuerte y hace daño al perro con el que está jugando este le avisará con alguna bocalización, si el cachorro insiste en morder fuerte se acabará el juego y de esta forma el cachorro aprende que si muerde fuerte no hay juego al igual que tampoco había leche cuando mamaba de la madre y mordía fuerte.

La tercera etapa se da cuando el cachorro llega a casa y ahora tiene que aprender que los humanos no tenemos las misma sensibilidad que los sus hermanos u otro perros, somos muy sensibles y sus diminutos dientes nos pueden irritar la piel. Pero... ¿Cómo se lo haremos entender?

Al igual que aprendió todo lo anterior. El cachorro tiene que jugar mucho a morder con nosotros y de esa forma brindaremos oportunidades para que ejerza la presión correcta.

Paso 1: Cogeremos un juguete que le guste lo suficiente como para querer jugar con él.

Paso 2: Incitaremos con un juguete (mordedor) a que juegue, moviéndolo alrededor de su cabeza  o arrastrándolo por el suelo intentado que lo caze.

Paso 3: Si nos toca con sus dientes nuestra piel gritaremos ¡AY!. Esperaremos unos segundos y volveremos a intentarlo de la misma manera.

Hay que intentar no excitar mucho al cachorro para que el aprendizaje sea óptimo. Si en algún momento del juego el cachorro nos muerde fuerte, nosotros gritamos y si él insiste en seguir jugando de una forma brusca y sin controlar su mandíbula saldremos de la habitación y el juego se acabó hasta pasado al menos media hora.

Haz sesiones cortas de juego, de entre 3 y 10 minutos y de vez en cuando para del juego también, así evitarás que se sobreexcite, teniendo en cuenta la edad del cachorro y lo avanzado que tiene el control de la su mordida.

A medida que vayan pasando las sesiones de juego iremos notando que el cachorro tiene más cuidado al tocar nuestra piel.

En perros adultos

Paso 1: Coge un trocito de comida y guardalo en tu mano cerrada.

Paso 2: Pon la mano cerrada con el trozo de comida en el hocico del perro, si te muerde la mano grita ¡Ay! Y retírala.

Paso 3: Repite el paso 2 hasta que el perro te lama la mano y si te lame la mano ábrela y dale el trozo de comida que guardabas en ella. ¡Ojo! Si el perro te muerde la mano cuando va a coger el trozo de comida vuelve a repetir todo el proceso, no es valido que el perro te muerda la mano al coger la comida.

También puedes jugar como hemos explicado con los cachorros y proceder de la misma manera para que el perro tenga cuidado no solo cuando hay comida sino también cuando hay juguetes y juego.

Artículo escrito por Alicia de la Calle, Adiestradora Canina de Adiestralo.com.

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