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Enfermedades de los perritos de las praderas
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Enfermedades de los perritos de las praderas

Existen diversos factores que pueden hacer que nuestras mascotas acaben enfermando. Los más frecuentes son los errores en su mantenimiento, de corrientes de aire, de medidas higiénicas insuficientes o de una mala alimentación. Pero también pueden entrar en escena los virus, las bacterias, los parásitos y los hongos.

Enfermedades

Hongos

Las micosis son bastante frecuentes. Muchas veces los animales ya están infectados cuando nos llegan, pero la enfermedad no se manifiesta hasta más tarde, cuando su sistema inmunitario se debilita por algún motivo –por una mudanza o por cualquier otra importante alteración en su entorno–. El principal síntoma es la aparición de calvas en la piel, también puede surgir un prurito que hace que los animales se rasquen mucho y, más raramente, formaciones escamosas. En estos casos hay que llevar al animal al veterinario para que haga un cultivo y pueda diagnosticar correctamente la enfermedad. Además de seguir el tratamiento prescrito por el veterinario, habrá que desinfectar a fondo todo el entorno del animal, porque las esporas de los hongos estarán por todas partes y puede producirse una nueva infección.

Endoparásitos y ectoparásitos

También en este caso suele tratarse de animales que ya nos llegan infestados, por lo que habrá que mantenerlos en observación (cuarentena). A los animales que viven en instalaciones al aire libre conviene revosarlos de vez en cuando para descartar la presencia de gusanos, ácaros o incluso pulgas.

Si el veterinario diagnostica una parasitosis, lo habitual es tener que tratar a todo el grupo pues todos los animales estarán contagiados. Para evitar nuevos contagios habrá que renovar o desinfectar el sustrato y todos los demás elementos de la instalación. Los tratamientos antiparasitarios se suelen efectuar en varios ciclos para poder destruir también las larvas recién nacidas y que al estar en el huevo no se habían visto afectadas por el tratamiento inicial. Lo importante en estos casos es seguir al pie de la letra las indicaciones del veterinario para evitar posibles casos de resistencia a los medicamentos.

Vacunas

Muchos veterinarios suelen recomendar que se vacunen a los animales que viven en instalaciones al aire libre. Por desgracia, esto suele causar más daños que beneficios. Aún no disponemos de ninguna vacuna creada específicamente para el sistema inmunitario de los perritos de las praderas. Se suelen emplear vacunas para gatos y para perros que los dañan más que protegerlos de la rabia u otras enfermedades. Por lo tanto, mientras no existan vacunas especiales para perritos de las praderas: ¡Olvídese de vacunarlos! La mayoría de los veterinarios todavía tienen muy poca experiencia con perritos de las praderas y no saben bien cómo deben tratarlos. Por lo tanto se limitan a adaptar los tratamientos que emplean con otros animales, lo cual no siempre está exento de riesgos. En caso de duda los mejor es consultar a un segundo veterinario o ir a un zoológico en el que haya un veterinario especializado en animales exóticos.

Ya que no existen vacunas para prevenir las enfermedades de los perritos de las praderas, lo único que podemos hacer para prevenir un posible contagio es proteger bien la instalación al aire libre para que quede fuera del alcance de animales silvestres tales como zorros, comadrejas o conejos, pero también de los pájaros. Los excrementos de las aves suelen ser portadores de una gran variedad de agentes patógenos.

Gusanos

Por desgracia en el asunto de los gusanos siguen existiendo ideas muy anticuadas, apoyadas en parte incluso por los veterinarios, por lo que será mejor que usted sepa bien de que se trata.

Pero para muchas personas este tema no es lo suficientemente importante como para seguir estudiándolo a fondo y actualizar sus conocimientos.

Antiguamente se recurría inmediatamente a cualquier remedio, lo importante era prevenir. Pero con el paso del tiempo se ha ido viendo que cada medicamento –también los que tomamos nosotros– tiene sus efectos secundarios. Es algo que la gente no había tenido en cuenta, por lo que aumentaron las precauciones y los medicamentos empezaron a administrarse con mayor cautela. Lo primero que se comprobó es que, al igual que sucede con los antibióticos, los vermífugos también pueden llegar a producir resistencia en los parásitos hasta el punto de llegar a perder por completo su eficacia.

Por otra parte, los roedores es raro que se vean infestados por gusanos, por lo menos si son mantenidos dentro de casa. De este modo no entran en contacto con el mundo exterior, a menos que recojamos plantas silvestres para alimentar a nuestras mascotas. A través de éstas pueden llegarles huevos de gusanos que, al ser ingeridos, pasan al intestino en donde eclosionan y se multiplican. Los animales mantenidos en instalaciones al aire libre tienen más riesgo de ser infestados por gusanos, sea por contacto con excrementos de aves o por consumir plantas silvestres que contengan huevos de estos parásitos. Pero ni siquiera en estos casos se produce automáticamente una parasitosis.

En la mayoría de los casos se trata de una histeria del cuidador que de una verdadera infestación por gusanos. Un posible síntoma de parasitosis sería que el animal adelgazase a pesar de consumir suficientes alimentos. Los gusanos –que se habrían reproducido abundantemente en su intestino– debilitarían mucho al animal. Sin embargo, no hay modo de prevenir esta parasitosis. ¡Y ya iba siendo hora de que alguien dijese esto claramente y por escrito! Los gusanos solamente pueden eliminarse cuando ya han manifestado su presencia, pero no podemos “vacunar” a los animales contra ellos a base de darles periódicamente fármacos antiparasitarios.

Al contrario, con eso se le provocan al animal unos daños más importantes que aquel que se pretende evitar y se perjudica seriamente la flora intestinal. Ésta es de gran importancia, especialmente para los roedores. Estos fármacos tienden a provocarles una fuerte diarrea que puede serles muy peligrosa y que, de hecho, es una de las principales causas de muerte en roedores pequeños como las cobayas; en el caso de los perritos de las praderas aún no disponemos de suficientes datos, pero desde el punto de vista veterinario son muy similares a las cobayas. Tampoco hay que olvidar que el abuso de los medicamentos puede provocar resistencia a ellos. Si se administran con demasiada frecuencia, los gusanos acabarán por tomarlos simplemente por una variación de la dieta y apenas les afectarán. Estos pequeños parásitos son precisamente unos de los animales que han desarrollado más estrategias de supervivencia y son sumamente adaptables.

Este motivo por sí solo ya sería más que suficiente como para medicar solamente en caso de parasitosis realmente evidente, lo cual es raro que suceda en los roedores.

Seguramente mucha gente ni siquiera sabe que los perritos de las praderas pueden llegar a tener gusanos, lo cual es una prueba más de lo raras que son estas infestaciones. Sin embargo, lo que sí suele saberse es que estos animales pueden tener diarreas (coccidiosis, o exceso de comida verde) lo que indica que se presentan con cierta frecuencia.

Ahora habrá algunos que seguramente se plantearán esta pregunta: ¿Qué puedo hacer si no estoy seguro de si mis animales tienen gusanos, o como puedo comprobarlo en caso de duda?

En este caso, lo mejor es tomar una muestra de excrementos frescos, guardarla en un frasco estéril (o en el envase de un carrete de fotos) y llevarla lo antes posible al veterinario, quien se encargará de analizarla en busca de posibles parásitos. No es muy caro, y así se confirman o descartan las sospechas. Deberán tomarse dos muestras con un intervalo de una semana porque los huevos de gusanos no se expulsan en cada defecación. Si los análisis realmente demuestran la presencia de gusanos, el veterinario deberá efectuar un diagnóstico y recetar el tratamiento adecuado. Existen muchos tipos de gusanos parásitos, por lo que es muy importante realizar los análisis y determinar su naturaleza para prescribir los fármacos correctos, ya que estos varían según las especies. Los que son efectivos contra unos gusanos pueden ser inocuos para otros. Por lo tanto, lo más seguro es acudir al veterinario y no intentar curar uno mismo.

Generalmente, una vez diagnosticada la parasitosis, se trata a los animales administrándoles un fármaco específico en dos o más ocasiones. La primera dosis suele administrarla el propio veterinario para enseñarle al cuidador cómo ha de hacerlo. Para calcular la dosis exacta es necesario empezar por pesar al animal. A continuación se le administra la primera dosis y según el tipo de gusanos habrá que repetirla al cabo de 7-8 días o de 12-14 días para poder eliminar también aquellos gusanos que en la primera toma aún no habían salido del huevo. Esto es muy importante, pues la primera toma no serviría de nada si luego no se elimina la descendencia de los primeros gusanos.

Durante el tratamiento también es importante extremar las medidas de higiene. Hay que limpiar la jaula a fondo, empleando desinfectantes de uso veterinario para eliminar los huevos de los gusanos (no visibles a simple vista) y eliminar el riesgo de una nueva infestación. Mientras dure el tratamiento es preferible mantener a los animales sobre un sustrato de papel de periódico o material similar que deberá cambiarse a diario (!). Es imprescindible hacerlo así, pues de lo contrario la desparasitación no serviría de nada ya que los animales se seguirían infestando con los huevos que ellos mismos expulsan.

Si se mantienen animales en una instalación al aire libre es aconsejable tomar periódicamente muestras de excrementos para analizarlas, dado que allí el riesgo de contagio es algo superior.

Cuidado con la diarrea

Cuando se alimenta  a los perritos de las praderas con frutas y hierbas frescas es relativamente frecuente que se produzcan diarreas, pero éstas también pueden deberse a una coccidiosis que si no se trata a tiempo puede tener fatales consecuencias.

Los coccidios invaden el intestino de los animales y causan calambres, malestar, diarreas y mucho más. La enfermedad progresa muy rápidamente, por lo que conviene actuar deprisa. ¡Hay que acudir al veterinario lo antes posible! No sirve de nada intentar tratar la enfermedad con plátano, copos de avena e infusiones como suele hacerse con las diarreas normales.

Esta enfermedad suele llegar con las nuevas adquisiciones, con las plantas silvestres o por cualquier otro contacto con el exterior (excrementos de aves en las instalaciones al aire libre, etc.).

Síntomas de una posible coccidiosis

  • Los animales adelgazan a pesar de que comen con normalidad; al principio todavía se muestran muy activos y es posible que no se aprecie ninguna alteración en su comportamiento. A medida que va avanzando la enfermedad, aparecen otros síntomas tales como:
  • Se quedan quietos en una esquina.
  • Erizan el pelo.
  • Sus excrementos ya no están secos como antes, sino que son algo húmedos y más adelante se vuelven líquidos e incluso sanguinolentos.
  • El animal tiene mal aspecto en general (¡en este caso conviene actuar de inmediato!).

Si la diarrea dura más de un día le recomiendo encarecidamente que acuda a su veterinario y le lleve una muestra de los excrementos. En los individuos jóvenes esta enfermedad puede tener rápidamente consecuencias mortales.

Consejo

Existen  muchos cuidadores de animales que siguen insistiendo en que mejor prevenir. Desde el punto de vista estrictamente veterinario sólo puede decirse esto: No administrar nunca ningún medicamento antes de diagnosticar la enfermedad. La idea de prevenir está totalmente desfasada y no se apoya en ninguna base científica. No existe profilaxis para las parasitosis causadas por gusanos, solamente tratamientos específicos. Todo lo demás no hace más que estresar tanto al animal como a su cuidador.

Si deseas saber más acerca de cómo cuidar a tu perrito de las praderas, te recomendamos la publicación Perritos de las praderas: sanos y felices de la Editorial Hispano Europea:

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